El país ya se encuentra contabilizando los costes económicos resultantes de la intensificación de la huelga, la cual se ha prolongado por tercer día, mientras el mayor puerto surcoreano de Busan registra un importante descenso en los movimientos de carga: ayer sólo pasaron por el puerto 5.418 teu, un 75% menos que los niveles habituales.
Los más de 20,000 transportistas sindicalizados han dejado de trabajar, mientras que los conductores que no se encuentran sindicalizados han cesado labores, principalmente por temor a las represalias de los protestantes, quienes exigen que el Sistema de Tarifas Seguras de Transportes e prorrogue más allá de la fecha de vencimiento original del 31 de diciembre de este año.
Es importante recalcar que este sistema fue introducido durante la pandemia inicial de Covid-19, en 2020, para garantizar los salarios mínimos y evitar el exceso de trabajo y la conducción peligrosa. Según ellos, el cese de este sistema los dejaría expuestos a perder la mayor parte de sus ingresos, debido a la subida del precio del combustible.
La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte apoya a los sindicalistas, e insta al gobierno surcoreano a resolver el asunto. Sin embargo, los principales transportistas surcoreanos están suspendiendo sus envíos, ya que es casi imposible asegurar los camiones, mientras que las fábricas de cemento, acero y automóviles han paralizado sus actividades debido a las dificultades existentes para trasladar carga.
En Ulsan, donde tiene su sede Hyundai Motors, la falta de recepción de piezas de automóviles ha obstaculizado la producción de vehículos, mientras que su filial, Kia Motors, ha solicitado la aprobación del gobierno para que los empleados condujeran los coches terminados y sin matrícula desde su planta de Gwangju, con el fin de trasladar los vehículos a otros depósitos, ya que no se dispone de remolques para el transporte de coches.
La policía surcoreana ha advertido que responderá con contundencia y detendrá a aquellos huelguistas que cometan actos ilícitos, incluyendo la creación de piquetes, al tiempo que el Gobierno está estudiando medidas para paliar los estragos causados por el paro.
De momento no se han reportado problemas de suministro en el país asiático, especialmente porque muchos en el sector público y privado han ampliado existencias como medida de prevención, aunque los expertos creen que los efectos de la huelga podrían empezar a resultar patentes en los próximos días.